ORIGEN
Vieja Guardia significa que estas gorras (al igual que las personas que las coleccionan) fueron concebidas entre finales de los años ochenta y principios de los noventa. "Son prendas que entraron al país de contrabando, a finales de los ochenta, o que fueron traídas por las familias de clase media y media alta que empezaron a viajar a Estados Unidos en esa época. Con el tiempo entraron en desuso y se convirtieron en ropa de herencia o acabaron en tiendas de segunda", me dijo Edward Murillo, exeditor de la revista R*.
Con el tiempo, y a causa de la acogida de la cultura Hip Hop entre los jóvenes de los barrios populares de las principales ciudades colombianas, estas prendas, que suelen ser alusivas a equipos deportivos estadounidenses, los Looney Tunes, o ambas, se ganaron el estatus (y el precio) que hoy las acompaña. "Vieja Guardia casi no tengo, porque es lo más caro y lo que menos llega", me dijo la administradora de una compraventa de ropa de la Caracas con calle 50. En su negocio, la señora vendía 4 gorras Vieja Guardia que tenían precios entre 80.000 y 125.000 pesos. Pero llegan a valer mucho más.
Así como estas gorras fabricadas hace más de 20 años escasean en las compraventas, abundan en el mercado virtual. Ubiqué alrededor de una docena de grupos en Facebook dedicados a vender o intercambiar prendas Vieja Guardia, y en ellos encontré gorras que se vendían por 200.000 pesos o más. Hablé con T., uno de los coleccionistas más activos del grupo. Tiene 18 años y una foto de perfil con un cuchillo pequeño (138 likes). T. me mostró una foto de su gorra más preciada: una slam dunk de los Hornets de Charlotte que, a juzgar por la fecha en la que el equipo dejó de existir, debió ser fabricada hace unos 15 años.
A diferencia de lo que pasa con las camisetas de equipos de fútbol, el gusto por las gorras Vieja Guardia es puramente estético, no deportivo. Es cierto que las gorras de ciertos equipos son más populares ( la roja y negra de los Bulls, la aguamarina y púrpura de los Hornets o la gris con negro de los Raiders), pero esto se debe más a la preferencia por el logo y los colores de la gorra y no a un gusto particular por el equipo. De hecho, ninguno de los coleccionistas sigue las temporadas de la NBA ni de la NFL, ni mucho menos de las ligas universitarias a las que pertenecen algunos equipos cuya ropa se ve por las calles de Bogotá, como los Hurricanes de la Universidad de Miami o los Hoyas de Georgetown.
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